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1933 - 1945
Campos de concentración y campos de exterminio nazis alemanes
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Tierras ocupadas por Alemania
Alemania en 1937
infografía basada en www.dzieje.pl
Un pueblo – una historia difícil
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German Death Camps Strona główna (ES)
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1933 - 1945
Conferencia de Wannsee La decisión oficial sobre el genocidio en masa de los judíos europeos

El 20 de enero de 1942, en una villa lujosa del distrito de Wannsee en Berlín se reunieron quince funcionarios alemanes. En menos de dos horas, especificaron los aspectos legales y logísticos del asesinato de 11 millones de personas. Los alemanes no lograron implementar su plan del todo. No obstante, hasta que finalizara la guerra asesinaron a 6 millones de judíos.

 

Inicialmente, la reunión se planeó para el 9 de diciembre de 1941, en el mismo distrito de Berlín, pero en otro sitio: en la sede de la Organización Internacional de la Policía (Interpol). Las invitaciones se enviaron a finales de noviembre. Uno de los destinatarios era Hans Frank, en aquel entonces jefe del Gobierno General, quien finalmente no participó en el evento. La primera fecha de la conferencia fue cancelada en el último momento por razones militares. En aquel momento la Alemania de Hitler enfrentaba la amenaza de la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, iniciada hace más de dos años. Este hecho se hizo realidad el 7 de diciembre de 1941, tras el ataque japonés a la base militar estadounidense de Pearl Harbour. El 11 de diciembre, los alemanes declararon oficialmente la guerra a los EE.UU.

Dadas las circunstancias, las discusiones sobre el plan oficial de asesinato en masa “se ha pospuesto” para cuarenta días más tarde.

 

Acta de la “solución final de la cuestión judía”

Hasta la fecha, se han encontrado más de la mitad de las treinta copias del documento redactado sobre la base de la conferencia de Wannsee. El acta consta de 15 páginas y está cuidadosamente mecanografiado. En el encabezado consta la lista de los invitados a la villa de Wannsee para el evento del 20 de enero de 1942. Entre ellos se encontraban los altos funcionarios del Tercer Reich, cuatro Secretarios de Estado y un Subsecretario. Nueve de ellos fueron titulares de diplomas universitarios, ocho tenían doctorados. La mayoría eran abogados. De ahí la precisión del acta, con su tono fuertemente oficial e inclusión de datos numéricos.

Lo crucial en el análisis del documento es su lenguaje. En el acta nunca aparece una mención directa al asesinato en masa. Aparecen frases y términos diferentes, atenuados: la necesidad de “acordar una línea de actuación”, “eliminar a los judíos del espacio vital de la nación alemana” o “en la actualidad, la emigración de los judíos fue sustituida por [su] evacuación al Este”. Los detalles también se describen con carácter muy general: “En el curso de la ejecución práctica del plan de la solución final, se registrará toda Europa del Oeste al Este” o: “en el curso de ejecución del plan de la solución final, la base jurídica deberían ser, hasta cierto punto, las Leyes de Núremberg” o, finalmente: “habría que eliminar a los judíos del territorio del Gobierno General tan pronto como sea posible porque es allí donde el judío representa un gran riesgo como el portador de epidemias y, además, altera constantemente la estructura económica del país por dedicarse al comercio ilegal”.

El autor del acta fue Adolf Eichmann, miembro del NSDAP y las SS, el principal coordinador y ejecutor del plan de la “Solución final de la cuestión judía”. La versión en la forma conocida hoy por los historiadores fue redactada en enero de 1942 por el organizador de la reunión, Reinhard Heydrich, el jefe de la Oficina Central de Seguridad del Tercer Reich. 

Hasta el día de hoy continúan disputas entre los historiadores si el documento que era la consecuencia de la conferencia de Wannsee constituye una confirmación oficial del exterminio de los judíos europeos o es un testimonio de los juegos y desacuerdos entre los cargos más altos del Tercer Reich sobre la forma y el curso del proceso de toma de decisiones relacionadas a la “solución final de la cuestión judía” (en alemán: Endlösung der Judenfrage).

 

Los planes no eran nuevos

 

En Alemania fascista ya se mencionaba el exterminio de los judíos. Básicamente, desde el momento de la toma del poder el 30 de enero de 1933, Adolf Hitler, el Canciller del Tercer Reich, enfatizaba cada vez más la necesidad de “solucionar la cuestión judía”. El comienzo de estos planes, realizados por el momento sólo a nivel oficial en el territorio alemán, fue la implementación el 15 de septiembre de 1935 de las Leyes de Núremberg, adoptadas por Reichstag, el parlamento del Tercer Reich. Dichas Leyes dieron lugar a una serie de reglamentos de ejecución, de las cuales el relativo a los judíos fue aprobado el 14 de noviembre de 1935. Por un lado, dichas normas permitían de una manera totalmente legal y rápida privar a cada judío alemán de su ciudadanía y, por otro lado, quitarle todas sus propiedades de un día para otro. Desde entonces, los judíos alemanes tampoco tenían derecho de trabajar en oficinas estatales ni contraer matrimonios con los arios. Los que violaran estas prohibiciones iban a ser severamente castigados. Un complemento trágico de la legislación antijudía alemana fueron los eventos del 9-10 de noviembre de 1938, conocidos como la “Noche de cristales rotos” (Kristallnacht). Fue cuando en el territorio del Tercer Reich ardían las sinagogas, las casas y las tiendas cuyos propietarios eran los judíos. Aquella noche, los miembros de la milicia fascista y los civiles que participaron en los pogromos en masa profanaron muchos cementerios judíos y asesinaron a más de 90 personas.

Según diferentes fuentes, sólo hasta la fecha del estallido de la Segunda Guerra Mundial, casi un cuarto de millón de judíos abandonaron la Alemania nazi. Algunos de ellos fueron a Polonia u otros países europeos o a los Estados Unidos. Pero la maquinaria de administración y exterminio del Tercer Reich apenas comenzaba a tomar velocidad y se estaba preparando para la “solución final”.

 

Discurso de Hitler

Incluso antes de que estallara la guerra, durante su discurso anual a las cámaras unidas del Reichstag del 30 de enero de 1939 en la Ópera Kroll de Berlín, Adolf Hitler, el Canciller del Tercer Reich, habló en público del “problema judío”, adoptando un tono definitivamente más intenso.

- Europa no se calmará hasta que se resuelva la cuestión judía – dijo. - Es muy posible que este problema, tarde o temprano, lleve a un acuerdo en Europa, incluso entre naciones que nunca se hubieren acercado si existiera otro camino. El mundo ofrece suficientes áreas de asentamiento, pero hay que dejar la idea de que la nación judía había sido elegida por Dios para, en cierta parte, ser el parásito en el cuerpo de las demás naciones y beneficiarse de su trabajo. 

A continuación, Hitler dijo:

- En mi vida, numerosas veces fui profeta y, la mayoría de las veces, se reían de mí. Durante mi lucha por el poder, fue sobre todo la nación judía la que con tanta risa recibía mis profecías que algún día yo iba a tomar el poder sobre este país y, por ende, toda la nación, y que iba a resolver también el problema judío, entre otros. Estoy convencido de que dicha risa, entonces ruidosa, de la población judía en Alemania, ya se ahogó en su garganta.

El mismo Hitler, más tarde, muchas veces se refería a estas palabras suyas como a una “profecía”.

 

Exterminio

A partir del 1 de septiembre de 1939, ya en la fase inicial de las operaciones militares del Tercer Reich, los judíos fueron víctimas de asesinatos. Se les privaba de sus propiedades, se creaban guetos, se les ordenó llevar la estrella de David en su ropa, se les obligaba a realizar trabajos agotadores y se les limitaban todos sus derechos. Entre septiembre de 1939 y el primer semestre de 1941 también hubo planes de crear “en algún lugar del este” un gran campo de reasentamiento para los judíos de toda la Europa envuelta en guerra.

Sin embargo, no fue hasta el 22 de junio de 1941, después de que los alemanes atacaran a la URSS, cuando comenzó la aniquilación a una escala industrial de las personas no arias. Desde entonces, los miembros de los seis Einsatzgruppen (Grupos Operativos Especiales de la Policía) que participaban en la guerra en el Este, sólo hasta finales de 1941 asesinaron casi medio millón de civiles judíos. Principalmente los fusilaban pero ya comenzaron a utilizarse las “cámaras de gas móviles” para llevar a cabo un asesinato en masa. Eso ocurría en los territorios de la URSS devastados por la guerra y en el Reichsgau Wartheland, las zonas de Polonia anexadas e incorporadas al Tercer Reich en octubre de 1939. Ya desde el 8 de diciembre de 1941, en vísperas de la primera fecha de la conferencia de Wannsee, comenzó la matanza en masa de los judíos del Warthegau en el campo de exterminio de Kulmhof (Chełmno nad Nerem). Más tarde, en este primer campo de exterminio alemán perdieron su vida también los judíos de la Europa del Oeste, los romaníes y los sacerdotes polacos, entre otros. En venganza por el exitoso asesinato de Reinhard Heydrich en Praga del 27 de mayo de 1942, en aquellas cámaras de gas murieron unos 80 niños de la población checa Lidice.

Prontamente se abrieron otros tres campos de exterminio de los judíos: Sobibór, Bełżec y Treblinka. La gasificación en masa de los “subhombres” (Untermenschen) se realizaba también en el campo de concentración y exterminio nazi alemán de Auschwitz-Birkenau, donde murieron más de un millón de personas. La mayoría de las víctimas asesinadas allí eran los judíos. Según las estimaciones de los historiadores, desde septiembre de 1939 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, cerca de seis millones de judíos europeos fueron asesinados de diferentes maneras. Un tercio de ellos eran niños.

Así, los alemanes lograron parcialmente llevar a cabo los planes desarrollados y registrados en el acta de la conferencia de Wannsee.

Piotr Litka

 

Los extractos de traducciones y notas informativas provienen de las publicaciones: Wielkie mowy historii. Od Hitlera do Eisenhowera, tomo 3, Varsovia 2006 y Peter Longerich, Konferencja w Wannsee. Droga do „ostatecznego rozwiązania”. Trad. B. Nowacki, Varsovia 2016.

Wannsee
Wannsee

1933 - 1945
PROCESOS Y PERSECUCIÓN

El juicio principal contra los criminales del III Reich acusados de crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad tuvo lugar ante el Tribunal Militar Internacional en Nurenberg. Los jueces y fiscales en el proceso principal eran representantes de las grandes potencias aliadas: Gran Bretaña, Francia, la Unión Soviética y los Estados Unidos.

Además del juicio principal, otros 12 se celebraron ya ante tribunales militares americanos exclusivamente. En total se presentaron acusaciones contra 185 personas: 39 médicos y abogados, 56 miembros de la SS y la policía, 42 industriales, 26 jefes militares y 22 ministros y altos funcionarios.

Los juicios se celebraron desde el 20 de Noviembre de 1945 hasta el 14 de Abril de 1949.

Los comandantes y el personal de los campos de concentración y de exterminio fueron llevados ante tribunales militares, tribunales nacionales y juzgados regionales. La condena más frecuente para los altos rangos, comandantes, médicos de los campos y los kapos era la pena de merte por ahorcamiento. Por ejemplo, en dos juicios de Auschwitz se condenó en total a 60 personas, 23 de las cuales a muerte, 33 a penas de cárcel de entre 3 años y cadena perpétua y 4 fueron exonerados.

No todos los criminales fueron castigados. Muchos de ellos consiguieron eludir la justicia gracias personalidades falsas o huyendo del país, principalmente a Argentina. Según algunos estudios, alrededor de 5.000 personas escaparon de la justicia de este modo. El historiador austríaco Gerald Steinacher considera que en estas huidas recibieron ayuda de la Cruz Roja y del Vaticano. Entre los huidos estaban, entre otros, Adolf Eichmann, coordinador y ejecutor del plan para la solución final de la cuestión judía y el médico Josef Mengele, llamado ”El Ángel de la Muerte”, que experimentaba con pacientes de los campos de concentración.

Simon Wiesenthal, que se salvó de milagro de morir en varios campos de concentración, dedicó su vida a perseguir y capturar a estos criminales. Durante más de 10 años Wiesenthal consiguió encontrar, conducir a la captura y llevar a juicio a más de mil criminales, entre ellos a Adolf Eichman y Frantz Strangl, comandantes del campo de Treblinka.

- Aquél que cometió un genocidio, aquél que ayudó a enviar a la muerte a inocentes no tiene derecho a morir en paz – decía Simon Wiesenthal.

Actualmente, el Centro Simon Wiesenthal, con su sede principal en los EE.UU, se encarga de mantener viva la memoria sobre el Holocausto y de perseguir a los criminales del III Reich.

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1933 - 1945
HISTORIA DE UNA FOTO
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Año 1942. Visita a la fábrica Buna-Werke, perteneciente a IG Farben. La fábrica fue construida en las cercanías del campo de Auschwitz por los presos, que también estaban obligados a trabajar allí como esclavos.
IG Farben era una de las bases de la industria alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Se dedicaba a la producción de gasolina sintética, materiales explosivos y preparados químicos, incluido el Ziklon B, usado para el asesinato de presos en los campos de exterminio.

Fotografía: Los archivos del museo estatal de Auschwitz-Birkenau en Oświęcim

1933 - 1945

1933 - 1945
RECONCILIACIÓN

La carta pastoral de los obispos polacos a los obispos alemanes

El 18 de Noviembre de 1965 los obispos polacos enviaron cartas a las Conferencias Episcopales de todo el mundo informando sobre la celebración del Milenio de la Cristianización de Polonia.

En la carta a los obispos de Alemania se incluyó, entre otras cosas, un resumen de la historia polaco-alemana, subrayando las partes positivas y las más oscuras. Los obispos polacos escribieron: ”Intentemos olvidar (…) Extendemos hacia vosotros nuestras manos, os perdonamos y os pedimos perdón. Y si Vosotros (…) abrazáis fraternalmente nuesrtas manos, sólo entonces podremos celebrar con la conciencia tranquila nuestro Milenio más cristianamente”.

En el L aniversario de la carta, en 2015, los presidentes de Polonia y Alemania, Anrdzej Duda y Joachim Gauck, recordaron en una declaración conjunta que la carta de los obispos se se envió ”apenas 20 años después de la guerra, (…) provocada por Alemania (…) Los obispos polacos rompieron con el rencor y clima de odio. Abrieron sus brazos en gesto de acercamiento y diálogo”.

Willy Brandt se arrodilla ante el monumento

El 7 de Diciembre del 1970 el Canciller de la RFA Willy Brandt, durante su visita a Varsovia para la firma del tratado de normalización de las relaciones con la República Popular de Polonia, se dirigió a la zona del antiguo ghetto para dejar un a corona de flores ante el monumento de los Héroes del Ghetto. Tras colocar la cinta en la corona, Brandt se puso de rodillas en la escalinata del monumento y agachó la cabeza. El mundo interpretó este gesto como un símbolo de arrepentimiento del pueblo alemán.

Años más tarde Brandt escribió: ”Continuamente la gente me pregunta qué quería decir con ese gesto. ¿Lo había planeado? (…) No había planeado nada. (…) Sintiendo sobre mi cabeza el peso de millones de asesinados, hice lo que uno hace cuando las palabras no bastan”.

Misa en Krzyżowa y la ”Reconciliación polaco-alemana”

El 12 de Noviembre de 1989 en la localidad de Krzyżowa se celebró una misa en la que participaron el Primer Ministro polaco Tadeusz Mazowiecki y el Canciller de Alemania Helmut Kohl. Los dirigentes de ambos países declararon la reconciliación entre Polonia y Alemania. Dos años más tarde, en 1991, a raíz de un tratado entre Polonia y Alemania, se creó la fundación ”Reconciliación Polaco-Alemana” [pol. ”Polsko-Niemieckie Pojednanie”, alem. ”Stiftung Polnisch-Deutsche Aussöhnung„]. La fundación tiene como finalidad el apoyo a las víctimas de las represiones alemanas y el fomento del diálogo polaco-alemán. Se encarga de gestionar los pagos de prestaciones alemanas para los antiguos presos de los campos de concentración y trabajadores forzados del III Reich y de ayudar a las víctimas del nazismo que continúan aún con vida.

Fotografía: PAP/Eugeniusz Wołoszczuk

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